El sábado pasado un grupo de compañeros realizamos una visita guiada al Jardín de la Alameda de Osuna (conocido como “El Capricho”), uno de los parques más bonitos de Madrid en el que disfrutamos de un entorno lleno de sensaciones y simbolismos en cada uno de sus rincones,
Erigido durante 56 años, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, su construcción fue debida al empeño de doña María Josefa Pimentel y Téllez-Girón, condesa-duquesa de Benavente y duquesa consorte de Osuna, una de las mujeres más poderosas e influyentes de su tiempo, que destacó por su inteligencia, cultura, sensibilidad artística y, particularmente, por su mentalidad abierta hacia las ideas de la Ilustración.
Recorrimos todo el parque y sus muchas construcciones singulares de contenido simbólico llamados “Caprichos”, en las que se ocultan innumerables reseñas masónicas.
Entre estas construcciones singulares destacan El Abejero, que se erige como un símbolo de la laboriosidad, La Ermita, construida a propósito con aspecto ruinoso como escenografía teatral, El Casino de Baile, donde se organizaban fiestas y al que se accedía por medio de falúas que navegaban por una ría, El Embarcadero o Casa de Cañas, construido al estilo chinesco de moda en aquella época, o La Casa de la Vieja en representación del mundo rural.
El conjunto se completa con una cuidadísima jardinería y elementos de agua como el arroyo, la ría, y un gran lago con una isla central.
Durante la Guerra Civil, El Capricho se convierte en Cuartel General del Ejército del Centro y se construyen una serie de edificaciones subterráneas como el Búnker, el Polvorín y otras ya desaparecidas
El parque del Capricho fue, pues, todo un placer para los sentidos.
Os esperamos en la próxima “Ruta Km 0”, en la que descubriremos las historias, secretos y anécdotas del centro de la ciudad.